En los últimos días, decenas de miles de personas han hecho largas filas en el Vaticano para orar frente a los restos mortales del Papa Benedicto XVI.
Su cuerpo ha sido colocado en la Basílica de San Pedro, ataviado con un alba blanca, casulla roja con dorado, y la mitra, también dorada, sobre la cabeza. Además, le fueron colocados entre los dedos un rosario y un crucifijo, un detalle que no ha pasado desapercibido, pero que ha provocado que la gente se pregunte sobre su significado.
¿Qué significan el Rosario y el Crucifijo?
En entrevista con Desde la fe, el padre Alberto Medel, especialista en liturgia y rector del Seminario de Xochimilco, explicó que estos elementos forman parte de la piedad cristiana. “Si bien es cierto -aseguró- que existe la Liturgia Exequial, también los pueblos y las personas enriquecen esos ritos con una serie de elementos que ayudan tanto a los dolientes como a las comunidades a afrontar el momento de la muerte y expresar el cariño y el respeto a la persona que ha fallecido y, naturalmente, a su cuerpo”.
“Dentro de la Liturgia Exequial, hay dos gestos que recuerdan la sacralidad del cuerpo. Primero, cuando se asperje agua sobre él, recordando el Bautismo; y segundo, cuando se perfuma con el incienso, recordando que el cuerpo es templo del Espíritu Santo”.
Además, insistió, surgen expresiones de la piedad cristiana que van en el mismo sentido. Por ejemplo, el ataviar los cuerpos con vestiduras honrosas. “Si bien, también van a sufrir junto con él la degradación natural del cuerpo, eso no quiere decir que no se les puedan colocar vestiduras honrosas”.
“Aunque esto último no es algo propiamente de la fe cristiana, va en consonancia con la honra que la Iglesia tributa a los cuerpos de los difuntos y también se colocan signos y símbolos que tienen también que ver con la fe”.
Este, aseguró, es el caso del rosario y el crucifijo que lleva entre sus manos el Papa Benedicto XVI. “Una persona como el Santo Padre Benedicto XVI, que toda su vida rezó el Santo Rosario y se acogió a la intercesión de la Santísima Virgen María con esta oración tan preciosa, tenga en sus manos el instrumento”.
“De tal manera que es altamente significativo que su cuerpo, ese que un día resucitará, lleve en sus manos este Rosario que sin duda ocupó durante toda su vida, y por otro lado también el crucifijo, que para nosotros es la certeza de la vida eterna de la vida futura”.
Y al mismo tiempo, agregó el Padre Medel, el rosario y el crucifijo constituyen un signo de consuelo para todos porque al final, como dice el apóstol San Pablo en una de sus cartas: “hemos muerto con Cristo para resucitar un día con Él”.
“ Y entonces, no solamente el rosario, no solamente el crucifijo, sino también las vestiduras de su dignidad sacerdotal y episcopal: el alba, la casulla y la mitra, todos estos elementos que honran el sagrado cuerpo del Papa Benedicto XVI y que al mismo tiempo se convierten en las vestiduras de gala con las que nosotros sabemos él ahora se presenta ante Dios nuestro Señor para decirle, como Jesús dijo en el momento de expirar en la Cruz: todo está cumplido, en Tus manos encomiendo mi Espíritu”.
DESDE LA FE
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