Durante la celebración eucarística efectuada este miércoles en la iglesia Catedral Nuestra Señora del Carmen, el obispo de las Diócesis de Maturín, Enrique Pérez Lavado, destacó lo que dice la Palabra: Vuelvan a mí de todo corazón.
Recalcó que "el rito de las cenizas nos invita a volver a lo que realmente somos, volver a Dios y a los hermanos. Las cenizas nos recuerdan de dónde venimos y a dónde vamos. Somos hombres en manos de Dios. Nosotros tenemos vida, pero Él es la vida. Venimos de la tierra y necesitamos del cielo... Con Dios resurgiremos de nuestras cenizas. Mientras inclinamos la cabeza reflexionemos: Somos del Señor".
De igual manera mención que en cuaresma se viven tres vertientes: Limosna, oración y ayuno, "son tres vías clásicas sin novedades en este camino. Son gestos que deben expresar una renovación del corazón. La limosna es para tocar con las manos y lágrimas, el sufrimiento de los pobres. La oración sirve para guiarnos y comunicarnos con profundidad con el Padre. Con el ayuno, se realiza en símbolo de sacrificio, para expresar que permanece".
Recalcó además, que estos alimentos exteriores que sirven de guía para recordarnos que se debe ser coherente con la verdad del alma. "Muchas veces nuestros gestos y actos no son auténticos, sino que se dan para atribuir el crédito de las personas. Pero con la limosna, el ayuno y la oración no cuenta lo exterior, el aprecio del mundo, sino la mirada de Dios que es el Amor y la Verdad", dijo Monseñor.
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